Una de las claves para conseguir éxito en las inversiones está en diseñar previamente un plan financiero. Elaborar una estrategia de ahorro e inversión aporta tranquilidad a los ahorradores que minimiza el riesgo a tomar decisiones precipitadas que influyan en los resultados esperados.
La planificación del ahorro debe plantearse con el fin de alcanzar unos objetivos financieros y personales y teniendo en cuenta el equilibrio entre los recursos financieros que se disponen y las necesidades que se pretendan cubrir en un futuro.
Una correcta planificación financiera se estructura en cinco fases que dan respuesta a las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que tengo?
Es imprescindible hacer un balance entre ingresos y gastos, los activos y pasivos (patrimonio y deudas) y hacer una proyección de cómo evolucionará en un futuro.
¿Qué es lo que quiero?
Es el momento de fijar objetivos financieros como pueden ser la adquisición de una vivienda, la educación de los hijos, ampliar un negocio y también objetivos personales como asegurarse una buena jubilación, vivir de las rentas de capital, prejubilarse.
¿Puedo conseguirlo?
Es el momento de trazar un plan de acción para conseguir los objetivos marcados con los recursos que se disponen. En este plan se reflejará si es viable conseguir los objetivos que queremos con los recursos que disponemos y en caso contrario habrá que replantear objetivos o reformular el plan de ahorro.
¿Cómo lo hago?
Es importante saber qué tipo de inversor somos (conservador, moderado, agresivo) para elaborar la estrategia de inversión y el riesgo que está dispuesto a asumir y la rentabilidad a la que se aspira para alcanzar objetivos. Una vez definido lo anterior, el siguiente paso es determinar la estrategia de ahorro e inversión, construir una cartera a largo plazo y elegir los productos financieros óptimos para la inversión.
¿Voy por el buen camino?
Nada es estable y eso exige un plan dinámico que se adapte a los cambios de las circunstancias personales, libere objetivos cumplidos y recoja nuevos objetivos o ajustes contra-cíclicos de las carteras de inversión en función de los mercados u otras circunstancias.
La ventaja que aporta la planificación financiera es conocer nuestra posición financiera neta a lo largo de la vida, una ventaja que permite tomar decisiones o resolver problemas financieros bajo control, sin miedo a sorpresas.
El ahorro bien planificado y una inversión orientada a alcanzar nuestros objetivos implica análisis de situaciones personales y financiera, proyecciones de futuro y saber elegir los activos de inversión más apropiados para cada inversor y para cada momento de inversión. Por ello, un asesoramiento financiero profesional es imprescindible para evitar errores en la planificación y seleccionar las inversiones.